jueves, 23 de mayo de 2013

No fue lo que me esperaba...


Ya al primer vistazo destacó entre el resto. No sabría decir porquè. Quizás su aspecto, quizás el brillo especial de su piel, o la luz que la realzaba. El caso es que solo ver el brillo de su piel supe, por aquellas cosas que uno no sabe explicar, que debía ser para mi.
Acercarse fué todo un acontecimiento. Debía hacerlo sin levantar sospechas, no fuera que alguien viera mis intenciones y por puro egoísmo se me adelantara. Pero no fue así.
Sin demasiada negociación logré mi objetivo y poco después andaba con mi nueva adquisición hacia mi casa. De reojo controlaba su movimiento vacilante dentro de su atuendo provisional, que yo pensaba quitarle tan pronto entraramos en casa,  y sentí que me moría de ganas por devorar hasta el último centímetro de su cuerpo.
Al llegar a casa no pude esperar. Fuí directamente a la mesa del comedor y decidí atacar allí mismo. Acaricié su piel, noté su textura bajo mis dedos, sentí su firmeza y su promesa en la palma de mi mano. Aquello prometía más de lo que me esperaba. Saqué mi herramienta preferida para estas ocasiones, largo, con notable grosor y mejor firmeza, rasgos imprescindibles para una correcta penetración. Ya faltaba poco, ya estaba a punto de saborear la dulzura de su interior, de sentir su jugo en mi boca, ver como se escurría entre mis dedos...

La decepción fue inmensa. Una vez me adentre en su interior resultó no ser lo que yo esperaba. Mi decepción superó con creces mis esperanzas de goce, y hasta estuve a punto de pegarle una patada y lanzarlo por la ventana.

...y es que un melón tiene ese inconveniente, que se parece demasiado a las personas: !Hasta que no pruebas su interior, no sabes como es!

2 comentarios:

  1. jajaja! buenísimo, me has sacado una sonrisa y me pregunto, ¿cómo será con una sandía?

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  2. Ostres!!!!! Molt bó. La ment m'ha anat per altres camins... ��

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